La presentación de “Economistas, Economía y Política”, un libro de Adolfo Garcé y Javier Rodríguez Weber , sirvió de plataforma para un debate de alto perfil sobre la situación del país a través de la historia, que arrojó luces sobre cómo seguir

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La presentación de “Economistas, Economía y Política”, un libro de Adolfo Garcé y Javier Rodríguez Weber , sirvió de plataforma para un debate de alto perfil sobre la situación del país a través de la historia, que arrojó luces sobre cómo seguir.

El libro consiste en ensayos y entrevistas que de alguna forma repasan la evolución de la economía nacional con sus grandes hitos, pero además, sirvió de disparador de una discusión en el evento organizado ayer por la Academia de Economía (Acadeco), en el que participaron Enrique Iglesias (ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo), Kenneth Coates (ex integrante del Fondo Monetario Internacional y ex director ejecutivo del Banco Mundial) y Hernán Bonilla (presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo), con la economista María Dolores Benavente como moderadora.

Los economistas se pasearon por capítulos de la historia uruguaya y valoraron sus avances (“estamos mejor que hace 50 años”, dijo Garcé), pero ninguno dejó de mencionar el rezago que se arrastra, lo que es visto, incluso, como una “característica” de Uruguay.

Segundo piso Coates fue el más incisivo en el punto del rezago, al considerar que Uruguay se maneja con consensos sobre los equilibrios básicos de la economía, pero no los ha logrado en relación al modelo de crecimiento.

“Todavía seguimos en una situación con un modelo de bienestar, con bases muy efímeras en los precios de los productos primarios, pasamos por ciclos favorables donde repartimos a diestra y siniestra, pasamos por ciclos no tan favorables con lucha de la distribución de ingresos disminuidos”.

Y agregó: “¿Cuál es el sistema al que estamos como condenados (…) no tenemos control sobre el nivel de actividad y el de ingreso de la economía? Falta ese consenso (sobre el modelo de crecimiento)”, afirmó.

Coates advirtió que existen parcelas de poder en distintos sectores de la economía que “no quieren entregar esas chacritas” y que así se hace muy difícil el cambio.

A su juicio, hace falta un consenso sobre un nuevo modelo basado en el conocimiento y en la tecnología, en abrir realmente nuevos mercados. “¿Vamos a seguir condenados a esta inestabilidad permanente de ser un país que aporta poco valor a la fotosíntesis del territorio?, reformuló.

Rodríguez Weber, en esa línea, comparó al país con “un barco a vela, que depende del viento”.

Por su parte, Bonilla reconoció que Uruguay ha llegado a acuerdos del “primer piso” de la economía (esto es, sobre las interpretaciones de la inflación, tributos, exportaciones y otros básicos que ya constituyen una referencia compartida por la academia y en la practica), pero que se debía avanzar más.

El presidente del CED mencionó a Ricardo Pascale como el impulsor de las discusiones sobre el “primer piso” en ámbitos universitarios en su momento.

“En los años ‘50 también hubo grandes debates sobre esos temas y sacamos buenas conclusiones. Ahora, desde hace unos 20 años, hay más discusión sobre cómo construir la economía del conocimiento, sobre la tecnología, que es el segundo piso”, dijo Bonilla.

Según afirmó, distintas escuelas de economía y negocios “tienen cosas que decir respecto a la investigación y el desarrollo (I+D) y se seguirá con esa discusión en los próximos años, que es lo que se requiere”.

Técnicos y políticos Los expertos recordaron el antagonismo que históricamente prevaleció entre las recomendaciones técnicas y los políticos, dos orillas difíciles de conciliar, pero que poco a poco mejoraron sus acercamientos a medida que el profesionalismo fue ganando espacio.

En este sentido, Bonilla mencionó que en Uruguay se da un “amortiguado ascenso de los economistas”, mientras que en Chile los tecnócratas lograron más peso que los políticos.

En ese marco, Rodríguez Weber salió al paso con la opinón de no querer que Uruguay llegue a la tecnocracia, porque “los tecnócratas son gurúes que generan malestar, lo que termina yendo en contra de la profesión. “Se vuelven demasiado hegemónicos, como en Chile“, alertó.

Hablando de países, una frase de este autor llamó la atención: “Argentina existe para elevar nuestra autoestima emocional”. Pero no hay que ser autocomplacientes y procurar avanzar, reafirmó Garcés.

Según Enrique Iglesias, la profesión de economista se ha convertido en un “activo del país”, y manifestó su asombro por los miles de estudiantes y egresados en esta disciplina, cuando pocas décadas atrás eran “apenas” decenas.


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